El hombre se levantó temprano tratando de recordar un sueño, que por una extraña razón, pensaba, le era imposible rearmar, reconstruir, como un juego de encastre onírico.
Se despertó algo desesperanzado; los devenires diariamente repetidos, rutinarios; las órdenes; las caras de nada de todos los días; y su reflejo en el espejo lo veía más viejo. Así, luego de los pormenores matinales, se encamino con decisión pero profundamente obligado.
La fabrica era pequeña, una de esas pocas sobrevivientes de la ruina y el saqueo político, rebautizadas “pymes incipientes”, motor productivo de la Nación, que, paradójicamente, la había abandonado ya hace tiempo. Doce operarios, tres administrativos, el gerente, dueño o patrón, según quien se dirigiera a él, y el guardia, sereno, maestranza, bueno... un poco de todo, un tipo realmente voluntarioso y extremadamente necesario.
Nuestro hombre era uno de los tres administrativos, se encargaba de una parte contable, liquidaba sueldos y realizaba menesteres comerciales de la empresa, amen de algún encargo del gerente, dueño, o patrón, con una parsimonia que no era tranquilidad sino desdén y hastío. El sueldo era miserable, la relación con el gerente, dueño, o patrón era fría y distante; y sus otros compañeros de sellar, imprimir y calcular, se sentían quizás igual o peor que él.
Pero nuestro buen administrativo, estaba completamente seguro de no ser una persona común, se juzgaba alguien exclusivo mientras hacía el arqueo de caja, aunque la mecánica del trabajo “común” que realizaba le aclarase lo contrario. Inmediatamente intentó conformarse con la idea, de que al ser todos distintos, nadie en realidad podía ser del todo común, y contrapesó este razonamiento con la medianía, conjugada con esa inevitable automatización de los cálculos, y su ilusión de originalidad, quedo destruida como una mala impresión, se esfumaba otra vez una chance de salir del anonimato, de que sucediese algo inesperado, eso, inesperado-rumió-todo lo que viene últimamente no necesito ni esperarlo, se con certeza que se sucederá, negarlo sería estúpido, aceptarlo degradante, he aquí la encrucijada.
Y existía solo una solución, una vía única, el cambio. No estar cuando llegue, llegar tarde o no llegar, pero... el destino... el destino pensó, era tal vez otra excusa para no pelear, para no levantar los brazos, se recriminó mientras se dormitaba.
Llegó la hora de salida y saludó personalmente a todos los que pudo mientras lo miraban con extrañeza.
Lengua viva
Me siento obligado a describir lo escrito, que por si solo se describe, se descubre y se destruye....
miércoles, 16 de abril de 2014
Garras
Una música cadenciosa y los pájaros dormidos
están silbando una fuga del alpiste
está el alma llena de moretones
estamos estirando las alas
y quizá jamás volemos
Un taladro intermitente y el sol, la luz
somos, mañanas silenciosas, pasados vivos
somos la información y el desconcierto
somos lo que hicieron
y tal vez seamos
Una música gymnótica y los pájaros despiertan
están taladrando la pared semifusa
está la mente llena de murallones
estamos afilando las garras
y es muy posible
que nos elevemos.
están silbando una fuga del alpiste
está el alma llena de moretones
estamos estirando las alas
y quizá jamás volemos
Un taladro intermitente y el sol, la luz
somos, mañanas silenciosas, pasados vivos
somos la información y el desconcierto
somos lo que hicieron
y tal vez seamos
Una música gymnótica y los pájaros despiertan
están taladrando la pared semifusa
está la mente llena de murallones
estamos afilando las garras
y es muy posible
que nos elevemos.
Los demás reptamos
Solo un equilibrista es feliz en la cornisa
Siente que despista seguro en la carrera
Y arremete cual toro en la corrida
Hacia su propia guerra
Hacia una muerte lenta.
Pero sabe el equilibrista curarse en cada partida
Frecuenta la delgada línea entre dios y el destino
Y así camina preciso en su cielo.
Pero bien sabe el equilibrista preservarse del camino
Solo un equilibrista es feliz en su cornisa
Entonces para él.
Los demás reptamos.
Siente que despista seguro en la carrera
Y arremete cual toro en la corrida
Hacia su propia guerra
Hacia una muerte lenta.
Pero sabe el equilibrista curarse en cada partida
Frecuenta la delgada línea entre dios y el destino
Y así camina preciso en su cielo.
Pero bien sabe el equilibrista preservarse del camino
Solo un equilibrista es feliz en su cornisa
Entonces para él.
Los demás reptamos.
Eternauta
Presente, ya alcanzaste el porvenir
y no sos mas que pasado
Con tu persistente muerte,
y esa pertinaz resurrección
Ya es la hora,
se hace tarde por vivir con relojes grabados
De un tictac inerte
hostigando a las agujas en procesión.
Pasado, recién dejaste de ser presente,
sos deja vu del destino
Como una sombra del tiempo
y un reflector para avanzar
Arrasado por los días,
latente pero conocedor del camino
Yendo a contraviento, desandando realidad.
Futuro, imprevistamente esperado
o irrevocablemente ilusorio
Castillo de cristal, desierto y paraíso mental
Será tu momento inexplorado,
tu desdén premonitorio
O este fatal desacierto de tener que terminar
Anteayer fue mañana
y pasado quien alcanzará
Se vuelve imprescindible ese clima del alma
a contar por contar
Me quedo para siempre
con esos minutos que saben esperar
Pulsaciones humanas directo a la infinitud de la eternidad.
y no sos mas que pasado
Con tu persistente muerte,
y esa pertinaz resurrección
Ya es la hora,
se hace tarde por vivir con relojes grabados
De un tictac inerte
hostigando a las agujas en procesión.
Pasado, recién dejaste de ser presente,
sos deja vu del destino
Como una sombra del tiempo
y un reflector para avanzar
Arrasado por los días,
latente pero conocedor del camino
Yendo a contraviento, desandando realidad.
Futuro, imprevistamente esperado
o irrevocablemente ilusorio
Castillo de cristal, desierto y paraíso mental
Será tu momento inexplorado,
tu desdén premonitorio
O este fatal desacierto de tener que terminar
Anteayer fue mañana
y pasado quien alcanzará
Se vuelve imprescindible ese clima del alma
a contar por contar
Me quedo para siempre
con esos minutos que saben esperar
Pulsaciones humanas directo a la infinitud de la eternidad.
Me niego a firmar
Hay veces que la flor solo es de invierno
anoto en el cuaderno de olvidar
otras tantas, marchitas en primavera
se insolan de dolor y desesperanza
la panza tiene mariposas larga vida
y a la vera del destino suena el infierno
Hay mucha veces que nada es nada
y cuando todo parece nada, algo
parece casi y todo lo pudiera salvar
otras de esas, son una de aquellas
registro en las pupilas de mi sien
se retuerce el pasado, se estruja
y chorrea viento, sol y vereda
queda eso, falta mucho mas
me niego a firmar.
martes, 15 de abril de 2014
Crónica de los días floridos
Cronica de los días floridos
Presiento un tiempo circular
Un circuito fatal
Y un pasado a mi nombre.
Sospecho el bienestar
La malevolencia
Y esta, mi fe
Que no sabe a ciencia cierta
Pero resulta convincente.
Los días floridos
Las noches del alma
Y un sabor desolación
Tus dulces en el umbral
Tus pupilas vivas
Y la verdad en tus manos
Presiento un cielo fugaz
Este circulo del alma
Y mí pasado a tu nombre
Así comprendo la distancia
La luz de aquel día
Y esta, mi fe
Que no sabe de lejanías
Que te espera innegable
Tus recuerdos para siempre
Los días floridos
Y mi crónica de amor,
Presiento un tiempo circular
Un circuito fatal
Y un pasado a mi nombre.
Sospecho el bienestar
La malevolencia
Y esta, mi fe
Que no sabe a ciencia cierta
Pero resulta convincente.
Los días floridos
Las noches del alma
Y un sabor desolación
Tus dulces en el umbral
Tus pupilas vivas
Y la verdad en tus manos
Presiento un cielo fugaz
Este circulo del alma
Y mí pasado a tu nombre
Así comprendo la distancia
La luz de aquel día
Y esta, mi fe
Que no sabe de lejanías
Que te espera innegable
Tus recuerdos para siempre
Los días floridos
Y mi crónica de amor,
sábado, 12 de abril de 2014
Plumas Hispanoamericanas: Hamlet Dominici, el actor lanusense que jugaba a s...
Plumas Hispanoamericanas: Hamlet Dominici, el actor lanusense que jugaba a s...: (Del Atlas Desmemoriado del Partido de Lanús) Por Eduardo Molaro El arte solía manifestarse en Lanús en todas sus formas: literat...
sábado, 28 de diciembre de 2013
El sueño de un cuento
El sueño de un cuento
Un hombre cualquiera, pogásmole Ricardo, nos lleva a
una persona de entre 25 y 40...más quizá, pues tenemos que llegar a un acuerdo,
si ya tiene su onomástico, el hombre tiene una edad, años recorridos.
Pactamos 39 ( las piedras en la quiniela y no va a ser casualidad ). Claro que
no importa que Ricardo tiene 39, podría ser Lucas de 32...pero hicimos un trato
arbitrario y Ricardo ademas de 39 tacos, es pelón, no calvo, no rapado
skinhead, tiene pelo a los costados, abundante para mi gusto, no sé el de usedes,
al menos no realiza una acrobacia capilar intentando arropar un pedazo de piel
delatora. Entonces Ricardo de 39, pelon el muchacho, carece de canas, lo han
imaginado con panza, podría haber sido un atleta olímpico, pero es muy probable
que tambíen lo situen sentado y en camiseta pero sería un tipostereo, un cliche
remanido, necesitamos distinguirlo de infinidad de Ricardos Gonzalez, y allí
nos obliga nuestro querido pelón a imponerle estirpe, ascendencia, bah, un
apellido. Ricardo Stacafuzza, pero no es pizzero, ni panadero ni tampoco
ingeniero, el señor Stacafuzza, vende marmol. Pule, corta, carga, descarga,
pule, corta, carga, descarta. Ya no es un ser ignoto, pues Roberto, duerme,
come, tributa, grita, mando dos sms juntos, bosteza y carga la SUBE. Tiene el
vicio de fumar y el placer de soñar, pule, sueña, y a veces canta, mal. Será
Roberto un hombre solitario...un ser gregario rodeado de amigos, un amante
apasionado...es lo que hubiera querido ser. Ricardo se va a dormir el sueño de
un cuento.
Así es como nuestro personaje está en REM, quinto
sueño.
Debo confesarles que es este una especie de contrato
fraudulento, donde el lector debe aceptar que prejuzgue sus intereses e
inquietudes, y que no tenga mas elección que aceptar amablemente le
"invite" a construir un tipo como vos y/o yo.
Ricardo Stacafuzza, está soñando este cuento ahora,
en parte yo también estoy siendo coercionado por él, admitámoslo. El marmolero
pelón, puede hacer lo que quiera con nosotros hacedores de ilusiones, pues su
vida es ahora: Diurnamente, pule, corta, descarga, y descarta, pero en los
terrenos oníricos se pone en la piel de cualquier ser vivo. Convengamos que si
se va a soñar no se va estar escatimando antropocentrísticamente, disculpen el
empecinamiento, son solo muchas letras, pero suma y así es que puede ser
animales voladores, el gran sueño, volar, puede ser sueños proféticos y
tortuosos con bombas de hidrógeno, sin identidad, puede que a veces nos ocurra
que Ricardo se nos piante y haga las suyas, entonces viaja a Escocia, dice que
ama el wisky de buena calidad y no pierde ocasión de explicar porque lo
que ofrecen a módicos valores no es una bebida alcohólica obtenida
por la destilación de la malta fermentada, y casi lo espeta como
un prospecto, es detestable oirlo, a ustedes puede que les caiga bien, pues es
su asunto, él dice que eso es simplemente basura. Don Stacafuzza tiene un gran
inconveniente, no sueña a piaccere, no vaya a usted a creer que íbamos a ser
tan obvios, el hombre de 39 que es la lluvia quinielísticamente chamuyando, no
es de piedra, y llega a soñar los pesares ajenos, los amores perdidos del
vecino del departamento de arriba al que mira fulero en el ascensor por la
mañana. Pero por suerte o desgracia, suena el despertador y Ricardo se
despereza y la voluntad puede mas que la ilusión.
Y es cierto que por su perseverancia, Richard,
tengamos un poco de condescendencia con el tipo que nos revela sus sueños, el
lado oscuro de sus lunas, sigue adelante. Pues bien, su día fue cansador,
pulió, cortó, rebasó...descartó. Miró televisión, y como es un
"exquisito" con el whisky lo es con el cine. Hollywood es la cuna de
la propaganda del imperio repite hasta aburrir, ahí estoy con él, pero el
muchacho exagera y es capaz de ver una película ucraniana en blanco y negro,
tediosa, lenta y sin final con tal de no consumir películas yankis. Es bastante
irreductible, demasiado, pero quizá sea por eso, por su dureza, que puede
manipular mármol. Hoy va a soñar una pesadilla...una de esas que preferis no
"vivir". Pone el despertador a las 6 y se duerme como un niño después
de una caricia.
Entra en ese estado en el que la realidad empieza a
difuminarse y se ve claramente que uno abandona la vigilia. Está sentado debajo
de un árbol de moras, con la cara manchada y la panza llena, aparece alguien
que son dos personas a la vez, dos malas personas que lo patean en el suelo y
le dicen, no juegues con la moral, el moral escupe él, entonces lo vuelven a
sacudir de manera ultraviolenta, de repente se encuentra en el medio de una vía
pero lo trenes vienen por el mismo carril enfrentados, Stacafuzza en el medio
sin poder moverse, las locomotoras lo iluminan y hacen sonar su bocina,
estático, aterrado y transpirado se despierta media hora antes del pi pi pi
pi...ahhh.
Maldice sus recuerdos y mientras se despereza
recuerda un pedido que no se hizo el día anterior. Ricardo es duro, pero
quisiera llorar.
Convegamos si prefieren seguir en esta especie de
tácito acuerdo, que quien suscribe se ve en la necesidad de presuponer,
prejuzgar y hasta falsear el destino de Richie, se me dá que puede llamársele
así, le sería indiferente a nuestro protagonista, pero no Ricardito, varias
peleas desataron su furia y la burla obvia del que sabe que te ofende, es ahí
cuando el amo juega al esclavo. Pero nunca jamás, llámese pelón a Ricardo
Stacafuzza, eso sería entrar en terreno peligroso, no acepta raparse,
recortarse, empecinado en su antigua melena, subsiste hace ya años este drama
capilar. Una cosa es ser pelado, y recortarse , emprolijarse, pero parecer Larry
es ridículo, existen las afeitadoras.
Debo entonces también sospechar que nosotros no
queremos saber que hoy, mañana y pasado Ricardo pulirá, cortará, refilará, y
por fín descartará cual retazos de piedra marmórea, los restos del tiempo que
le quedan de descanso y ocio.
Pero Ricardo es un soñador, y no en los términos de
una persona con objetivos y metas, el pelón
( no se preocupen nunca podrá leer estas lineas ni
las demás ) es un dormilón, porque ocultarlo, su atracción por la cama llega al
punto que el orgasmo es para él la mejor manera de, dormir, dormir
placenteramente, y lo dice con tono cadencioso como si entrara en las manazas
de Morfeo.
Hoy sueña algo no tan extraño si tomaron nota de los
detalles precedentes. Richie, me estoy encariñando, sueña que se encuentra en
una parrilla de Puerto Madero almorzando con absolutos desconocidos, y eso es
por el hecho de que se ve de espalda, con sus pelambres laterales batiendo como
ala de avestruz desubicada, debe ser frustrante tener un espejo en la espalda.
Junto a su mesa una familia toma fotos, y el oye
siempre la frase, mamá, no puedo dejar de ver al pelón, me sale siempre en la
foto. Él quiere darse vuelta, salir del plano fotográfico, o tirarse al rio,
solo con la intención de no oir pelón. Se despierta fuerte como el mármol de
carrara y ni se peina el guacho. Y asi abandona su hogar muy temprano, con
hidalguía y retumbando en la sabiola el chico diciendo, mamá...
Las aficiones, los gustos de una persona dicen mucho
de él, uno es lo que hace, creo, y lo que deshace también. Sabemos que a
Rickie (ahora se "nos" antoja apodarle de esta manera) le gusta el
buen whisky, las películas que no sean comerciales ni norteamericanas, y
podemos darle en su impronta de hombre resistente un cariz digamos, humanista,
pongámosle. A Ricardo le gustan las flores, las aves, los animales domésticos,
pero en especial los gatos, y justica su afinidad con los felinos destacando
que todos los intelectuales tienen gato, y él en cierto modo lo es. También es
cierto que su trabajo no le deja demasiado tiempo, pero el se encarga de leer,
ver pinturas, quizás no como el querría yendo con Elisa, su novia de la
infancia con la que nunca llegó a casarse, debido a la larga enfermedad de sus
padres, que aún subsiste como el amor que se profesan. Ella es su confidente,
su asesora espiritual dice él, intentando disimular la frustación de no haber
podido concretar su sueño mas preciado, una familia. En este punto del relato,
muchos solos y solas se preguntaran tal vez, porque debe estar acompañado,
porque no un solitario por propia elección. Pues por el mismo motivo que le
gustan las flores, las aves, los perros y sobre todo los gatos.
Admira cierta indiferencia de ellos, su forma de
amar, muy parecida a la suya. Especial, nos dirá si le preguntamos, o no dirá
nada. El pelón es reservado, pero sabe profundamente del poder del amor. A su
manera y como casi todos, ama la vida. Sabe fehacientemente (término con
carga emotiva muy desfavorable) que el amor es el motor, que sin él uno es casi
nada, una especie de muñeco que habla y parece una persona, pero con un alma en
off.
Mi amigo Stacafuzza duda de muchas cosas, pero de
estas no.
Su único malestar es la vividez de sus sueños, eso
lo traumatiza, anoche soñó que estaba en una cocina, habia una mesa y una silla
vacía, hablaban, y hablaban de él, con él, pero mirando hacia la silla vacía,
lo felicitaban, pero la frase que mas lo persiguió durante el día fue: Mientras
sea sanito...va a venir con un mal bajo el brazo. Mal...pan pensaba en el
sueño, el pan es bueno, no malo, Pan, no mal. La silla vacía y el mal bajo el
brazo, murmuraba mientras pulia, cortaba o descartaba.
Mal.
Bien, Ricardo nos va soñando el cuento, y nos va
contando el sueño, claro que él no tiene ninguna intención de revelarse ante los
otros, mas bien parco, solo recuerda haber contado alguna pesadilla a su madre
de pequeño, pero Ricardito (me pegaría un bife, pero yo no se lo escribiría,
uno tiene su dignidad) jamás andaría por su vida revelando su misterio, y tiene
una especie de halo intrigante, quizá por ser silencioso, como los gatos. Nunca
pondría al descubierto sus miedos y menos aún sus deseos.
Hoy es sábado, frustrado bajista de heavy metal y
concurrente de recitales bien pesados, hace años abandonó su pasión por otras
mas burguesas, como si el rock no lo fuese. Desearía estar sobre el escenario,
pero se resigna a quedarse en su casa y ver una película polaca que narra las
viscicitudes de un hombre y su batalla contra sus recuerdos, a color, una
película densa, cargada de simbolismo que él ama dilucidar, descifrando escenas
que a cualquiera aburrirían, y es tanto así que en un momento se queda dormido.
El reloj marca las dos y media pasadas, el ronca, y
mucho.
Sueña que es una niña de unos 3 años, de largos
bucles negros, y mirada pícara. Está jugando en el patio sola en el conventillo
donde vive. Uno de los habitantes del lugar pasa por al lado de ella y le
pregunta a qué está jugando, ella lo mira con el ceño fruncido y no responde
palabra alguna, no puede en realidad, esa cara es la de él mismo, ese hombre
también es él, y lleva como en sus tiempos de rockero la calva con el pelo
largo, la madre mientras tanto esta lavando en un piletón, entonces la
niña se da vuelta y espeta: Mirá má, ahí llegó el pelado melenudo.
El sigue soñando cosas superfluas, recorre lugares
de todo tipo y en cada uno de ellos lo reciben con un apretón de manos, y la
frase, aquí llegó el pelado melenudo, se siente muy incómodo, pero nunca
percibe intenciones denigrantes sino todo lo contrario, como si aquel
"pelado melenudo" fuera un título nobiliario, como quien anuncia:
Hace su entrada el excelentísimo Conde de Floridablanca. Es raro piensa, qué
mérito puede tener ser pelado y a su vez poseer una melena incompleta. Suena
Iron Maiden, oye la voz de Dickinson, se hace paso entre la gente y lo ve igual
que al hombre del patio.
Suena un despertador que puso para no perder la
mañana de domingo. Ricardo quisiera no recordar el sueño, y duda el haberse
recortado el pelo ese día.
Se dirige a la marmolería y camina con el tiempo
necesario para mirar pájaros, pero además Richard espera su recompensa,
no, eso no, simplemente plumas. Se jacta de poseer 153 plumas, pero no
aclara si son de distintas aves cada una, así es como se arrima al pie de un
árbol y recoge una pluma de torcaza, la guarda cuidadosamente y entra a su
trabajo, cortar, pulir, refilar, devastar, y descartar.
Se duerme tarde, una pelea de boxeo antigua lo
entretiene y se queda dormido en el sillón. Siente calor, se topa con la copa
de un árbol con flores amarillas, unos insectos pululan a su alrededor y lo
molestan, ahí es cuando se percata que tiene una cola, pero sobre todo una
trompa, larga, rugosa y con dos orificios, es un elefante. Siente sed, está en
la sabana africana, el agua es escasa, pero al pensar que podría ser elefante
en la india, de súbito se encuentra al borde del Ganges para saciar su sed. Se
baña, mientras ve pasar un muerto incendiado, se aterra, sale dificultosamente
del agua y aparece en una ciudad, cuatro hombres intentan atraparlo, gritan
cosas entre ellos en un idioma que no comprende.
Ricardo se levanta cansado, como si hubiera tenido
que cargar con la osamenta del animal, siente un extraño sabor en la boca y le
cuesta olvidar el sueño.
Se dirige a su cama y sueña que es él mismo tratando
de atrapar al elefante en medio del centro de una ciudad tropical, el elefante
le habla, claramente le dice, chas chas en la colita, en un principio se ríe,
luego queda estupefacto, es un cerdo, y corre desaforado, lo quieren carnear,
el hombre del cuchillo y la mirada decidida lo confirman. Chas chas en la
colita grita el matador y le clava en la traquea una daga. El no siente
absolutamente nada y sigue soñando que es otra especie animal que no corre
peligro. Es un condor.
Pero Ricardo vuela bajo, planeando poco y tratando
de elevarse. En su negocio tiene como socio a un viejo compañero de la colimba,
clase 74, marina, mucho trapo, pintura y desprecio, un buen lugar para buscar
algo de lealtad. Y así fue como un día le propuso usar la indemnización por
retiro forzoso de ferrocarriles, cuando dejaron de ser de la Nación, cuando aún
eran de todos. Mario Pitaluga tiene una personalidad completamente diferente a
la de nuestro imaginario amigo, cuando se conocieron Ricardo le dijo: te
molesta si te llamo Marito, a lo que él respondió, por qué me molestaría, si
soy un pendejo, pues siguen llamándose Ricardo y Marito el uno al otro, con una
lealtad mas allá de la amistad, se entienden, son un contrapeso ideal, Ricardo
jamás vendería un cacho de mármol, en cambio a Mario le falta la perseverancia
y la paciencia que se requiere para trabajar el material.
Se saludan en la puerta mientras Rickie pone el
candado y la barreta, Mario a unos metros vigila el movimiento alrededor, son
la siete de la tarde y aunque hay luz, es mejor estar atentos.
Come bien, cocina no abundante pero elaborada,
sana, sabe cada vitamina de cada vegetal, los minerales y el nivel
proteico de su alimentación, y si bien no perdió la línea, los yeites de
gimnasio le hacen saber que su índice de masa corporal se encuentra dentro de
lo normal, y no de lo que él querría.
Se acuesta y se duerme en nueve minutos, poco más
poco menos, el día fue extenuante.
Sueña que es Borges, tiene esa voz tan
característica, habla de espejos, de laberintos, de guapos y arrabal. Está
sentado tomando un café en el Tortoni, suena una orquesta típica mientras
diserta con su amigo Bioy, pero Adolfo tiene la vos de Marito, dice las
mismas cosas que Marito, lo que pone incómodo a don Jorge Luis que maldice el
empecinamiento en el Jorge Borges, y se dá cuenta que todo esto ocurre en
inglés, el piensa en inglés, un idioma que desconoce por completo y que
además detesta por motivos ya obvios. Se contradice a sí mismo y el escritor
escruta el tipo de mármol de la mesa donde se debate el tipo de veta de la
piedra, y al pensar en esta incongruencia, el mármol se convierte en un tigre
que le dice con una voz cavernosa: Solo sos el sueño de alguien más, de otros,
de muchos más de los que pensás.
Así despierta encerrado en una encrucijada y
sospechando de nosotros.
Es un domingo más, un día que Rich, aprovechemos que
está en el baño, va a salir, no sabe donde aún pero su cabeza piensa destinos y
hace evaluaciones innecesarias. Recibe un mensaje de texto de Elisa que lo invita
a Plaza Francia, le gusta ese lugar, pero más el cementerio. Así es que
recorren la última morada de, en general miembros de las familias mas
acaudaladas y poderosas del país, salvando la tumba de funcionarios y leyendas
políticas que eran lo uno y lo otro también. No todos. En los nichos y
mausoleos puede verse quien cayó en desgracia dentro de la misma familia rica,
quién como lider representa conmueve y sigue convocando, muchos gatos y
leyendas, mitos y verdades de esos muertos. Una salida oscura.
Luego irán al parque con su feria y sus artistas y
Ricardo hablará mas que de costumbre porque está con Elisa, ama a esa mujer, y
confía ciegamente en ella. Le es fiel con el alma. Se paran un rato sobre el
puente sobre Figueroa Alcorta y ven pasar los autos a mucha velocidad. Caminan
por Recoleta y se detienen a esperar el mismo colectivo que los llevará al
barrio. Ricardo quisiera invitarla a su casa, lo hace y recibe una respuesta
que ya había escuchado antes. Elisa dice: Demasiadas horas sin mí y mis viejos
se ponen mal. Fin de la charla.
El come dos porciones de pizza fría mientras mira
Facebook, nada interesante o nada que lo interese. Mañana será lunes y comienza
la semana. Ordena pedidos, compras y apila mármol en su cabeza. Su sueño es
pesado.
El sueña, sueña que fue muerto a balazos, un
anarquista expropiador, falsificador y allí es cuando se pregunta como es
posible soñar si uno ya murió, se autoresponde: Porque es sólo un sueño, hasta
que se ve finalmente en su velorio. Pocos lloran, pocos son, Elisa le habla del
cementerio, y le dice el domingo que viene vayamos al río. Pero el le aclara de
su deceso y la imposibilidad de hacer una excursión en sus condiciones, ella
ríe a carcajadas, todos, ahora son más, rien fuertemente. El se levanta y se encuentra
sentado en un bar, Elisa ya no es ella, se transforma en su abuelo con la voz
de Olmedo, que le dice: No jodas con la muerte. Ricardo intenta preguntar y
escucha, yo soy la muerte, no sueñes con tanta ligereza.
Despierta asustado antes que suene el despertador.
Mario ese día lo pasa a buscar, tiene tiempo de bañarse y tomar unos mates
escuchando la radio, se oye un locutor a ritmo de noticiero, la víctima cruzaba
un puente del barrio de Caballito, cuando fue interceptado por un delincuente
que lo apuñaló, este ingeniero de 43 años es el caso número....la muerte sigue
allí.
Suena la bocina, a trabajar.
Cuando Ricardo era Ricardito, se sentaba en el
umbral del departamento donde vivían a contemplar. Pensaba diversas cosas,
triviales algunas y profundas otras que lo desconcertaban. Así podía estar
horas. Su Tía Nora decía, este chico no anda bien, eso no es normal. Se
equivocaba. El niño jugaba y se divertía sólo que esa actitud era
incomprensible para su televidente tía. Su abuelo solía reirse de los comentarios
al respecto, su hermano mismo opinaba que pensar mucho era peligroso y podía
llevarlo a la locura, la prima más grande afirmaba que iba a ser artista. Su
padre solía no opinar, bah, de nada casi. Su madre a su vez, no perdía
ocasión de repetir hasta el cansancio...será lo que deba ser...y ahí es donde
Rickie tecleaba en su infantilismo: es mejor elegir algo a ser nada, nadie.La
vida de las instituciones le iban a confirmar que ese concepto era algo mas
abstracto, estudió, aprobó, fichó, pagó, tributó y canceló deudas en planes de
pago. Es imposible ser nadie si no escapás del censo. Así y todo en el castigo
(jamás en el premio) la maquinaria te rastreaba, aún en la indigencia
indocumentada, para ir preso.Salió caminando a la marmolería con esos recuerdos,
cuando de frente se encuentra con un amigo del barrio, de la infancia.- ¿Qué
hacés Pablito?- Pablito...jajaja...gracias Ricardo! Tanto tiempo!- ¿Qué es de
tu vida?- ¿Qué era eso? No me hagas caso...esto se termina.- Espero estar
entendiendo mal. No sé si sabés que tengo una marmolería justo acá a tres
cuadras. Pegate una vuelta, por favor, no seas pelotudo.- Dale. Gracias,
Ricardo.- Adiós.Se detuvo a mirar sobre su hombro, Pablo ya había doblado en la
esquina. Recordó su infancia y se abocó a sus tareas. Cortó, pulió, refiló,
devastó y se tomó el trabajo de descartar y ordenar cada recorte como una
especie de rompecabezas para ahorrar espacio en el depósito. Se fue mas
cansado que de costumbre y durmió como soñó, largo e intenso.Estaba en Nueva
York, quinta avenida, de repente se crea en sus pies una diminuta rotonda y a
su alrdedor cientos de calles y él como centro. Los transeuntes parecen no
verlo o no lo veían porque era invisible, o era un latino mudo. Cuestión que no
lograba ninguna referencia, alguna dirección había que tomar. Pero al dar un
paso se halla sentado en aquel umbral con Pablito que no paraba de hablar,
hasta que un arbol le dice sin preámbulos:
- No podes talar la vida y sin raices no podemos
vivir, yo se que te dije esto hace años, Ricardito. Quizás no lo recuerdes.Y
desparecieron junto con Richie para encontrarse en el centro de Buenos Aires,
sólo que ahora sus extremidades tenían brotes y empezaban a florecer, el árbol,
un jacarandá le sonrió ligeramente. Despertó, y se palpó los brazos, los
pelos seguían ahí e inspiró una bocanada de aire para amigarse con la realidad.
El despertador ya había sonado y no quería llegar tarde. Pablo podría
aparecer temprano, se ilusionó.
Ricardo, como acordamos otras veces inconsultamente
(pues ya sabemos que es duro, medio seco en su carácter) tiene una personalidad
determinada pero no hemos tenido en cuenta su carga de violencia. Suele
contenerse, quizá por demás, pero todos tenemos nuestros días de furia, y este
miércoles va a ser uno de ellos. Mario debe salir y él, a regañadientes y
porque realmente no le queda otra, debe dividirse entre el trabajo y la
producción con la venta y atención al cliente. Atiende algunos llamados, bien,
sin complicaciones. Se empieza a preguntar si no será una inseguridad propia la
fobia de enfrentarse a las ventas, a convencer y su lugar "en el
fondo" del taller, como un refugio. Hasta que todo da el giro esperado.
Desde afuera tocan la puerta y distingue una silueta de una mujer mayor.
- Entre señora está abierto
- 'Es muy pesada esta puerta muchacho!
(Uuuu...bingo, pensó)
- Deje yo le abro
- Gracias joven
- Ah, ahora la recuerdo, ¿Se decidió al fin?
- Sí mijo, siempre estuve decidida, pero el problema
no es menor. No estamos hablando de una mesada, de las lajas del jardín,
imagínese que conviví con ese hombre, que entre nos, no creo que merezca tanta
dedicación de mi parte, y así fuí toda la vida con él, en el fondo es mi culpa
yo le consagré mi vida y a una le pagan de esta manera. Porque yo para él
quiero lo mejor, aunque ya hayan pasado seis meses, su tránsito al otro mundo
como Dios manda, por eso no termino de decidirme, el marmol negro en una lápida
será muy moderno, pero Obdulio siempre fue un tipo optimista no va con él,
blanco, je, tampoco vamos a exagerar como esas chicas que se casan de blanco y
ya tuvieron varios novios, que poca vergüenza, cuando yo me casé con el finado
que el Señor lo tenga en la gloria, cuatro años de novios y no me tocó un pelo,
porque mi madre que descanse en paz, una santa, se sentaba en el medio del
sillón, Obdulio a su lado y yo al de ella y guay de hacer un comentario de más,
lo despedía muy cordialmente hasta la próxima. Ahora pienso, un mármol rojo, es
pasión y la verdad, si la hubo, ya me olvidé. Podría ser gris, no desentonaría
con una vida de sufrimiento, porque se deslomó y nunca nos hizo faltar nada. La
hora que se me hizo, mirá que sos charlatán nene. Mirá lo voy a seguir pensando
y vengo a la tarde.
- Como usted quiera.
- Como Dios quiera querido, el hombre propone...
La señora abandona el local sin esperar el tan
mentado Dios dispone y un pequeño tic en el ojo de Rick lo remite a un simple
reflejo nervioso y lo conduce directamente hacia el fondo mientras que Mario
que está entrando le pregunta:
-¿Y, como anduvo todo?
-Mortal! Y desparece en el depósito.
Esa noche sueña que es un tanatopráctico, o sea, un
tipo que maquilla, restaura y hace parecer a alguien occiso una persona con
cierto aspecto vital, una especie de muñeco sobre el que lloraran y dirán lo
buen hombre que fue en vida. Se encuentra en esta extraña tarea para él, que
realiza de manera mecánica, hasta que golpean la puerta, son las cinco de la
tarde y el velorio es nocturno.
- Abrime la puerta muchacho que es muy pesada.
A Rick le parece ver que el muerto mueve la cabeza
con un gesto de negación, casi un ruego.
El abre la puerta y es una gallina a la que intenta
espantar pero que terca se introduce en la casa velatoria. Él corre a cerrar el
cajon, por los ojos, lo primero que atacaría ese animal, pero no llega a tiempo
y divisa a la gallina farfullándole al muerto posada en el borde del ataud.
- Obdulio, (que ahora es él mismo en el
féretro, oye) estan haciendo un buen trabajo, pero vengo a molestarte en tu
eterno descanso porque no hay caso, en la marmolería no dan pie con bola,
mirá que fuí varias veces, vos el mármol de la lápida ¿Cómo lo querés?
El muerto responde claramente con la voz de Mario.
- Tengo un mármol veteado beige, que me parece el
más conveniente.
- Ves vos sí me entendes, la cosas han cambiado
mucho, o yo quedé rezagada o todo va demasiado rápido.
- La muerte no. Me descompongo muy rápidamente.
- Con este clima también, está insoportable, y la
señora se transforma en Libertad Lamarque, que se dá vuelta y canta, dejame no
quiero que me beses por tu culpa estoy viviendo la tortura de mis penas,
avíseme cuando está listo y lo paso a retirar, Mario.
- Por supuesto y se lo envío donde disponga señora.
Se despierta con muy pocas ganas de ir a trabajar.
De chico supo descogotar gallinas y siempre detestó a Libertad Lamarque con esa
vos chillona, nasal y esa cara de fingida inocencia. Y así, medio puteando, va
silbando Madreselva, un tango eminentemente marmolero.
Usted, amigo lector, se preguntará que historia
estamos contándonos. Y es que nuestro protagonista tiene una historia rica,
quizá no para hacer una película de aventuras, pero convengamos que sus sueños
requerirían millones en producción. E intuyendo el caracter del pelón, Ricardo
(un poco de respeto) creo que sería de bajo presupuesto y solo sus sueños, lo
cual no es poco pues estos expresan lo que está subyacente, por debajo de esta
incoherencia que llamamos realidad, entonces la realidad (que es una simple e
individual percepción) no existe y se da vuelta la mano de la partida, entonces
juega a mas ese bebé armado, ese perverso ángel que encripta lo que se le
antoja y ofrece múltiples significados.
Pasando por alto su rutina diaria, dirijámosnos al
lecho, a sus aposentos donde cada noche sueña algo que recuerda con lujo de detalles,
ese es su karma o su bendición, el tiempo dirá. Richard está dormido, sus ojos
cerrados se mueven rápidamente bajo los párpados. El está desnudo en la plaza
de los dos congresos, se asombra que todos lo estén, y hasta se detiene a
observar como la ropa oculta lo mejor y lo peor de los cuerpos. Algo le llama
realmente la atención, ninguno está descalzo, un chico le comenta al padre
apuntando los pies de nuestro personaje y dice con vos de sacerdote, esa mezcla
de tranquilidad y lenguaje parabólico: Detén tu pie de la casa de tu
vecino, para que harto de ti no te aborrezca. Martillo y cuchillo y saeta
aguda, Es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio. Diente
quebrado y pie resbalado, sálvate hijo mío. Desaparece y está en un shopping, la
gente desaforada consume, comenta y observa las vidrieras como buscando
verdades. El ya no está desnudo, todo lo contrario, viste un traje a medida de
una tela costosa, camisa y unos zapatos que le hacen sentir que se queda pegado
al suelo, logra caminar unos pasos hacia una escalera mecánica como cinta de
moebius, cuando baja vuelve a subir, y así un tiempo que le parece muy largo.
Por fin sale a la calle, al barro, está en la entrada de una villa, lo miran
extrañados algunos, y con cara de depredadores otros, pero Ricardo entra sin
pensar.
Lo agarran dos mujeres y lo hacen entrar amablemente
en una casa, pasan dos piezas y en la última hay un vieja canosa y con una
expresión de fastidio.
- Por fin trajeron al cordero
El se sienta frente a ella que le tira las cartas,
pero no puede creer, y hasta se ríe, pues son figuritas de las que juntaba de
niño. Y la primera que sale es la última que consiguió para completar un album
que ya no recuerda.
Es un jugador de fútbol. Mc Neally de la selección
de Irlanda, un jugador mediocre, pero fuerte en la defensa. Un cuatro no tan
valioso como la figurita aquella que tanto le costó conseguir.
- Aún no lo completaste- le dice con mal modo la
bruja villera
Él se cansa de decirle que sí, que fue difícil pero
lo hizo.
- Eso es lo que vos creés. Andate ahora y buscá, que
solo así se encuentra...
Continuará…
viernes, 11 de octubre de 2013
TRINCHERA DE METÁFORAS: Y ENTONCES
TRINCHERA DE METÁFORAS: Y ENTONCES: Y ENTONCES Y caminé descalzo, hundiéndome en la hierba Y atravesé la nada, que me miró a los ojos Y dancé al sol,... y nos pedimos.
domingo, 7 de abril de 2013
sábado, 28 de julio de 2012
Amar es dar valor
Esperanza maniatada de frustraciones
ya los rincones me reconocen bien
quien sabe la puerta de salida a la paz
que haz de luz que no sea el del final
podrá salvar esta mi alma mareada
que pavada mas podría pergeñar
jugar solo con mi barba en la vereda
cuando queda bochornoso simular
y andar esquivando el futuro tozudo
un boludo bueno resistiendo madurar
lanzando piñas al ayer embalsamado
golpeando a los corazones que quedan
confesando que no pienso escapar
andar el camino deshaciendo pasado
amarrocando centavos de dignidad
pero sobre todo amando sin lastimar
que de eso quizá se trate la vida conclusa
sin excusas, sin abandonar, sin odios
ya no harán falta explicaciones
basta de mirar el dolor de reojo
valentía es simplemente aceptar
que la verdad no es de nadie si se usa
para justificar resignaciones y caídas
y hasta que pueda aún con tropezones
este mundo que pone la pata traidora
seguro estará mirando a quien acusa
pero al menos yo me obligo a batallar
contra mí, contra la mentira y la soledad
triunfar me parece que es ganar felicidad
y dar lo que mas queremos guardar
la bendita capacidad de amar ahora
será que Dios es creer o claudicar.
ya los rincones me reconocen bien
quien sabe la puerta de salida a la paz
que haz de luz que no sea el del final
podrá salvar esta mi alma mareada
que pavada mas podría pergeñar
jugar solo con mi barba en la vereda
cuando queda bochornoso simular
y andar esquivando el futuro tozudo
un boludo bueno resistiendo madurar
lanzando piñas al ayer embalsamado
golpeando a los corazones que quedan
confesando que no pienso escapar
andar el camino deshaciendo pasado
amarrocando centavos de dignidad
pero sobre todo amando sin lastimar
que de eso quizá se trate la vida conclusa
sin excusas, sin abandonar, sin odios
ya no harán falta explicaciones
basta de mirar el dolor de reojo
valentía es simplemente aceptar
que la verdad no es de nadie si se usa
para justificar resignaciones y caídas
y hasta que pueda aún con tropezones
este mundo que pone la pata traidora
seguro estará mirando a quien acusa
pero al menos yo me obligo a batallar
contra mí, contra la mentira y la soledad
triunfar me parece que es ganar felicidad
y dar lo que mas queremos guardar
la bendita capacidad de amar ahora
será que Dios es creer o claudicar.
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